El 2-0 de Uruguay sobre Perú en la primera semifinal de la Copa América 2011 quizá sea un resultado algo abultado tomando en cuenta de que en la edición de este torneo victorias por dos o más goles han sido muy infrecuentes.
Y digo que quizá sea algo mentiroso el resultado porque si bien la selección uruguaya tuvo una mayor apuesta ofensiva que la peruana, también es cierto que los dos goles victoriosos son una combinación de concentración y de eficacia charrúa con errores relativos a cierta ingenuidad, quizá, del Perú.
Un tiro de larga distancia de Diego Forlán complica al arquero, que no es capaz de agar
rar el balón y no dejarlo suelto, pero tampoco de alejarlo con las manos a una distancia suficiente para poder incorporarse y proteger debidamente su arco, y mucho menos de apelar a algo más práctico, aunque peligroso: mandarla a tiro de esquina. El rebote es aprovechado tanto con picardía como eficacia por el goleador Luis Suárez, quien dispara casi sin ángulo. El 1-0 obligó a los peruanos a un nuevo partido, pero con riesgos, ya que la apertura de espacios la aprovecha Uruguay con un pase magistral de Álvaro Pereira a Suárez, quien se encara solo ante el portero…y 2-0.
Atacó más Uruguay, pero tampoco fue un vendaval como Brasil ante Paraguay en Octavos de Final. No. Los liderados por el Director Técnico Washington Tabárez atacan generalmente con orden y rapidez, con pragmatismo y sentido de las oportunidades, ya sea las que puedan ser creadas como las que se le ofrecen. Ambos equipos lanzaron 7 disparos a puerta, pero fue mayor la eficacia uruguaya.
Con un marcador adverso de dos goles Perú planteó sus mejores opciones de cara al gol, pero una tonta expulsión de Vargas dejó no solo a los peruanos en 10 jugadores, sino que destruía el dúo o
fensivo con el que podían soñar con empatar el encuentro, el que gira alrededor de Juan Manuel Vargas y Paolo Guerrero.
El mejor jugador del Mundial 2010 no ha marcado goles hasta la fecha en este torneo, pero el juego de Diego Forlán, su capacidad de ayudar a sus compañeros, su inteligencia para saber gravitar en muchos de los mejores pasajes futbolísticos del Uruguay lo hace un jugador vital, independientemente de que su casillero de goles esté aún vacío. Guardando las distancias, es para la selección charrúa lo que perfectamente podría ser Messi para la Argentina, si tuviesen los albicelestes trabajado varios de los valores y aciertos que tienen los uruguayos como colectivo. Forlán tiene socios, varios, en su escuadra, lo que hace que a pesar de su carencia de gol pueda ser un jugador positivo para el funcionamiento del equipo, por muchos otros detalles que aporta. Pero Messi en Argentina…con escasos socios…y la poquísima claridad de ideas y esquemas del equipo argentino…bueno, continuemos con lo que empezamos.
Quizá el mejor partido del Uruguay en esta Copa América, sin desmerito del partido anterior ante Argentina, en el cual con un hombre menos durante casi una hora pudo jugarle al dueño de casa con paridad a pesar de la desventaja numérica. No es un equipo que le sobren demasiadas estrellas y figuras, pero las tiene y de muy alto nivel (Diego Forlán, Luis Suárez, Edison Cavani, Diego Lugano, etc.), pero le sobran atributos que a otros les faltan en demasía: orden, un planteamiento táctico coherente con una cultura futbolística histórica del Uruguay, jugadores idóneos para esas ideas y esquemas establecidos, compenetración (Forlán y Suárez, de generaciones distintas, se entienden en la cancha como si hubiesen jugado juntos desde niños), trabajo grupal y convicción de que pueden jugar contra cualquier rival buscando los mismos objetivos de triunfo, más allá de los favoritismos reales o mediáticos de otros seleccionados.
A Perú le queda un partido, el que se jugará el sábado por el tercer puesto. ¿Encuentro de consolación? Quizá, pero para una selección que en las pasadas eliminatorias mundialistas quedó en el último puesto lo mostrado en este torneo es loable. Además de que el futuro inmediato (en pocas semanas comienzan las largas eliminatorias sudamericanas para el Mundial 2014 en Brasil) parece puede transitarlo con esperanzas reales de conseguir un cupo a la próxima cita mundialista, y no ser necesariamente el calvario vivido en el proceso eliminatorio anterior.
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