Tras un empate decepcionante para los anfitriones de la Copa América, los argentinos tenían la obligación de ganar ante Colombia en el partido que iniciaba la segunda ronda de partidos del torneo.
No solo no ganaron sino que en el balance general del partido hasta merecieron perder. El empate ante los colombianos les brinda a Argentina un punto más cercano a la suerte que al mérito, porque esto último lo tuvo más Colombia que el combinado dirigido por Sergio Batista.
Que en el balance del partido Argentina tuviese mayor tiempo el balón es un dato inútil, ya que la idea no es tener el balón por tenerlo, sino saber qué hacer con él, y los argentinos no sabían qué hacer con la pelota, con muy escasas excepciones. Una de ellas fue un magnífico pase vertical de Messi a Lavezzi, el cual no pudo marcar el gol ante la extensión de la pierna derecha del portero colombiano. Poco, muy poco, especialmente para un equipo que tiene muchas más figuras que el contrario, que es anfitrión, que tiene una vocación ofensiva como pocos equipos en el mundo, pero que, sin importar quien empieza en el once inicial o quien entra en el transcurso del partido, vive en un desorden táctico impresionante.
Poca claridad de juego y un pretendido esquema de juego el cual tiene la principal virtud de anular a Lionel Messi, al cual se le quiere poner la misma responsabilidad que en el Barcelona de un falso 9…¡pero volvemos a lo mismo! La Argentina tiene que encontrar identidad a partir de los jugadores que tiene, no forzar los jugadores a un esquema que funciona a la perfección en el Barcelona, pero con la magnífica suerte de tener jugadores idóneos para ello.
Argentina tiene jugadores para ser una selección temible, pero tiene que apostar a sus virtudes y no crearse virtudes inexistentes para que funcione un esquema incómodo para la selección. El primer partido contra Bolivia podría haber sido un accidente, pero el segundo ante Colombia marca una tendencia, y por cierto, nada positiva.
A Messi se le va más amarrado y frustrado que en el Mundial 2010, donde a pesar de no anotar tuvo espacios para tirar a puerta y muchos de los mejores pasajes de juego de los argentinos en la primera fase del pasado Mundial pasaban por sus pies. Eso no está ocurriendo ahora, porque tiene menos libertad (antes tampoco tenía demasiada), porque no tiene un socio en el centro del campo (¿qué hace Pastore en la banca cuando es evidente la soledad de Messi?) y porque la falta de juego de un 9 auténtico hace que las defensas contrarias puedan enfocarse más en Messi. Jugar sin un delantero centro real (aunque tienen a Higuaín y Diego Milito en la banca, ¡qué lujo!) les aliviana el trabajo a las defensas contrarias.
Si a esto sumamos el deficiente juego por las bandas (Lavezzi y Tevez han sido muy ineficaces llegando por los extremos), hace que el juego de Argentina tenga que pasar en demasía por el centro del campo, limitando muchísimo las opciones de los argentinos. Un gol en dos partidos en una Copa en que son anfitriones me parece es una estadística que refleja bien la ineficacia de la selección argentina.
¿Jugó bien Messi en estos dos partidos? No, con excepción de algunos pasajes del primer tiempo contra Bolivia. Pero, ¿Qué jugadores han jugado bien por la Argentina en estos partidos? En el balance general, apenas el portero Romero, que hoy (incluso ante Bolivia, que atacó mucho menos que Colombia) tuvo intervenciones prodigiosas. A pesar de todo la suerte ha acompañado a Argentina. ¿La suerte? Pues sí, pues la Argentina sin esas intervenciones de Romero pudiera estar perfectamente con 0 puntos y pie y medio en la zona de descalificación, en vez de los 2 que tiene actualmente, lo que les permite aún depender de sí mismos.
Si ganaba alguien lo merecía Colombia
No solo fue que las mejores posibilidades de gol fueron colombianas, es que varias de esas jugadas eran producto de un ataque asociado y con sentido. Pero por encima de todo Colombia planteó un partido inteligente y con marcas efectivas (sin ser feroces) en todas las líneas del campo.
Los colombianos jugaron con orden y con ideas claras de que buscaban, literalmente lo contrario de los argentinos. Si bien la posesión del balón fue más para Argentina que para Colombia no fue que los ‘cafeteros’ le regalaron el balón a los albicelestes, sino que sabían cómo mover el balón cuando lo tenían y, además, mucha de la posesión de Argentina era muy improductiva, mucho pase atrás, mucha lentitud en los el movimiento del balón, mucha concentración del balón en las piernas de jugadores que luchaban solos contra el mundo sin capacidad o visión (¿quizá exceso de egoísmo?) para asociarse.
Asociación: término clave en este partido. Mientras los colombianos se asociaban con orden y con claridad táctica, a los argentinos les costaba una y otra vez asociarse, jugar como grupo. Reitero, de nada vale tener más el balón si es para perderlo constantemente, para engolosinarse con el mismo. Para eso jugar descaradamente al puro contragolpe.
Ganas no creo que le falte a la Argentina, pero las ganas son perfectas como complemento de otros temas (planteamiento táctico y formación de un grupo y no una suma de grandes figuras). A esto le agregaría algo intangible, pero fundamental: fortaleza y claridad mental. A Messi se le ve frustrado, a Lavezzi perdido, a Tevez perturbado. ¿Presión? Quizá, por darle a la Argentina un título que hace muchísimo no gana. Pero primero hay que lograr confirmar un equipo, encontrar el planteamiento adecuado (que no tiene necesariamente que ser el ideal de perfección, sino el ideal de perfectibilidad) e intentar jugar bien. Si todo esto ocurriese la posibilidad de ganar títulos sería real, de manera contraria seguiría siendo una remota utopía.
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