A Italia le costó 120 minutos y la tanda de penales para ganarse el
derecho a enfrentar a Alemania en las semifinales, un encuentro siempre
atractivo en cualquier escenario. O quizá la otra lectura pueda ser que Inglaterra pudo aguantar 120 minutos y
la tanda de penales antes de decir adiós a la Eurocopa 2012.
Que los ingleses hayan
hecho 9 disparos, de los cuales 4 fueron a puerta, es una cifra que tiene
lógica en un partido contra Italia a 120 minutos. Que los italianos lanzarán 35
disparos, 20 de ellos a puerta, parece más bien una fantasía ante una selección
inglesa que defiende muy bien, especialmente luego del paso de Fabio Capello por su banquillo.
Pero no es una fantasía
ni una ilusión óptica: los italianos a puerta lanzaban con frecuencia, durante
los 90 minutos y los 30 extra, cierto que muchas veces sin excesiva puntería,
pero cierto también que la mayoría de las jugadas reales de peligro partieron
de sus pies, aunque las mejores desaprovechadas por lo general por Mario Balotelli, a quien el director
técnico Cesare Prandelli mantuvo
durante todo el partido, cuando más de una vez se pudo pensar en la entrada de
Antonio Di Natale o Sebastián Giovinco para concretar alguna de las
posibilidades que generaba Italia con frecuencia.
Balotelli tiene, en mi
opinión, un talento inmenso que le daría de sobre la posibilidad de ser uno de
los mejores 4 ó 5 jugadores del mundo, pero le sobra a mi entender demasiada confianza,
lo cual puede parecer una paradoja. No pocas veces en situaciones francas de
gol no apuesta a buscar la mejor alternativa posible, sino a lanzar
directamente, no siempre buscando el mejor ángulo de todas las variantes
posibles. Si logra corregir esto creo que podrá ser un auténtico killer en el área.
El 0-0 del partido es
muy engañoso, porque no reflejó realmente un partido en donde muchos pasajes
fueron de vértigo, especialmente en el primer tiempo y la parte final del
segundo. Fue uno de los dos mejores partidos de los Cuartos de Final (el otro
fue Alemania vs Grecia) y seguramente el más igualado y emotivo. El partido
España vs Francia tuvo en teoría la posibilidad de ser el mejor partido de esta
instancia, pero Francia no pudo en ningún momento ser un rival para España.
¿Una Italia volcada al
ataque y contando sus disparos a arco en cifras de doble dígito? Afirmativo. Y
es que sus 20 disparos a puerta representa un promedio de un disparo por cada 6
minutos de juego, algo literalmente imposible en la Italia de otras épocas, incluso
con equipos con más figuras de alto nivel ofensivo.
El 64 % de posesión de
balón de los italianos es otra cifra significativa de que Prandelli ha hecho
cambios significativos en el equipo, los cuales pueden afectar (se presume que
para bien) aspectos importantes de una identidad futbolística de una de las
grandes potencias del fútbol. Con un cerebro en el mediocampo como Andrea Pirlo tiene mucho sentido que
Italia busque y quiera manejar el balón. Evidentemente no es la España que ha
elevado el dominio del esférico a Bellas Artes, pero lo de Italia está siendo
meritorio.
De todas maneras, hay
algo que les ha acompañado durante mucho tiempo a los italianos a la hora de
enfrentar grandes partidos en grandes instancias: carácter. Con ellos se puede
discutir si juegan bien o mal, si defienden demasiado o atacan poco y mil
detalles más, lo que es difícil de no reconocer es que saben competir y estar generalmente
a la altura de las circunstancias, incluso en ocasiones de franca inferioridad
ante determinados rivales.
En esta Italia tiran
mucho a puerta también los mediocampistas, y se toca más y se intenta llegar
más al arco dominando el balón, dependiendo menos del pase largo para iniciar
un contragolpe o encontrar un delantero libre de marcas, aunque algunas de las
mejores chances italianas vinieron por esta vía. Los ingleses sí que dependían
más de esos pases largos y recorridos vertiginosos por las bandas.
Partido
limpio, a pesar de lo mucho en juego
Particularmente
llamativo fue que en un partido de dos horas de duración ambos equipos
cometiesen solo 26 faltas y solo dos tarjetas amarillas, ambas de Italia,
aunque sin ser jugadas que rompiesen a los rivales. Ninguno de los dos equipos
buscó dañar al contrario, sino buscar anular sus posibilidades ofensivas pero
sin perversas intenciones. Es de agradecer, ya que evidentemente esto permitió
el espectáculo en varios pasajes del partido, más allá de que el marcador a
cero pudiese decir lo contrario.
Igualmente llamativo
fueron los pocos fuera de juego de ambos equipos: 1 para Inglaterra y 2 para
Italia. Uno de estos fuera de juego fue señalado luego de un gol de Antonio
Nocerino. Pocos tiros a esquina, especialmente para los ingleses, que saben
sacar mucho provecho del juego aéreo.
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