La encomienda del Chelsea en gran medida era no perder, y no perdieron. La del Barcelona ganar y no encajar goles. No se los permitieron al Chelsea…pero no ganó. En el Camp Nou no se vio un solo gol en el primer partido de las semifinales entre el FC Barcelona y el equipo del millonario ruso Abrahimovic.
Partido empate en la ida. Con este empate a cero, ¿Quién tiene ventajas en la vuelta? Para el Barcelona no es un mal negocio del todo, ya que el empate a cero obliga al Chelsea a ganar sí o sí en Londres el próximo miércoles si quiere avanzar por segundo año consecutivo a la final de la Champions. Cualquier empate con goles haría pasar al Barcelona, y el empate a cero obligaría al Chelsea a la prórroga, antesala de los penales. Como se ve, los dirigidos por Pep Guardiola tienen teóricamente un mayor margen de maniobra que los dirigidos por Guus Hiddink.
Pero seguramente para muchos de los jugadores culés y sus fanáticos el partido tiene sabor a derrota. Ir a Londres con tanta especulación no creo fuese uno de los objetivos fundamentales de un equipo que ha hecho costumbre marcar tres goles en infinidad de partidos este año, el gran favorito en este momento para ganar la Champions League en Roma a fines de mayo.
La fuerza física y técnica del Chelsea, sumado a un planteamiento defensivo que les permitía al Barcelona recorrer tres cuartos de cancha con la posesión del balón (más del 60 por ciento en el primer tiempo) para luego no encontrar huecos en las proximidades del área chica hizo que los numerosos esfuerzos barcelonistas no encontraran una y otra vez el premio del gol. Muy activo estuvieron Xavi e Iniesta, cada partido mejor jugador, pero no así la estrella principal del equipo, Leo Messi, que aunque tuvo algunos destellos no fue el jugador contundente que le hace al momento actual el candidato número 1 para el próximo Balón de Oro.
Muchos tiros tuvo el Barcelona en el partido, pero muy pocos la puerta. La puntería no fue un punto fuerte para los azulgrana los primeros 90 de los 180 minutos que decidirán quien pasa a la Final de Roma. Y puntería tampoco tuvo el Chelsea en sus muy escasas ocasiones, particularmente en la entrada al área chica de Didier Drogba, literalmente solo frente a Víctor Valdés, quien hay que reconocerlo, fue salvador por dos ocasiones en la secuencia de esa jugada, acontecida en el primer tiempo. Hubo en ese sentido justicia, ya que hasta eses momento el primer tiempo había sido un monólogo del Barcelona, aunque sin la contundencia para definir en los tramos finales.
En eso tuvo mucho mérito un planteamiento defensivo de Chelsea en el cual cometieron muchas más faltas que el equipo de casa, y con la gracia del árbitro alemán que dirigió el partido, el cual dejo pasar varias jugadas y varias amarillas que cantadas con justicia hubiesen obligado al Chelsea a jugar sin sus 11 jugadores. Fue menos que regular el árbitro –por momentos, realmente pésimo-, pero también hay que reconocer que fue menos que regular la capacidad resolutiva del Barcelona cuando tuvo varias de las ocasiones más favorables para marcar. Por lo general faltó el tiro fuerte y preciso, la asistencia oportuna, y sobró en ocasiones la tenencia excesiva del balón.
Nada se ha perdido todavía para el Barcelona, ni tampoco para el Chelsea. Tampoco han ganado mucho ninguno de los dos. El empate 0-0 ha sido el resultado que menos indicios proporciona para los próximos 90 minutos que complementan estas eliminatorias.
Para el Chelsea será clave –aparte se tratar de sacar ventaja del factor casa- seguir manteniendo a Messi a raya, y además, a Iniesta, seguramente el más destacado de los azulgranas en el partido en el Camp Nou. Además, intentar ser más rápidos en el contragolpe, especialmente por las ausencias de Puyol (por tarjetas amarillas) y de Rafael Márquez, por lesión.
En el caso del Barcelona intentar abrir huecos en el último cuarto de cancha, al llegar a esa área despojarse del balón con mayor rapidez y precisión, y aprovechar con mayor eficacia las jugadas a balón parado. Quizá los tiros de esquina tengan que realizarse con jugadas preparadas y no con la clásica búsqueda del cabezazo. En esta asignatura es poco lo que puede aprobar el Barcelona ante un equipo físicamente impecable y con muchos hombres altos en la retaguardia.
A pesar del factor campo y de haber mantenido al Barcelona sin marcar por tercer partido consecutivo en las semifinales (el año pasado no pudieron hacer un solo gol al Manchester United en la misma instancia), el Barcelona pienso aún preserva cierto favoritismo. Es difícil que Messi, Eto’o y Henry no estén finos a la hora del remate por muchos partidos consecutivos.