La Copa Confederaciones 2009 se inició hoy (domingo 14 de junio) en Sudáfrica, con un soso empate entre la selección anfitriona e Irak.
El segundo partido de la jornada inaugural fue un magnífico entrenamiento para la selección heredada por Vicente del Bosque de Luis Aragonés. Ya a la media hora del partido España ganaba 4-0 con tríada de goles de Fernando Torres a la selección de Nueva Zelanda. Lo mismo que España había mostrado en la última Eurocopa: toque, buen manejo del balón, contundencia en la definición. Como tituló el diario deportivo italiano La Gazzetta dello Sport en su página web: “La Spagna da paura” (España da miedo).
Dicho evento cuenta a priori con tres favoritos: la vigente campeona de la última Eurocopa, España; el último campeón del Mundial, Italia; y con Brasil, siempre favorito a cualquier título que dispute, más allá de la que selección hoy dirigida por el otrora defensa brasileño, Dunga, sea una de los equipos brasileños menos alegres de la historia. Eso sí, pragmático es el juego brasileño, algo que parece adorar en extremo su entrenador.
De los otros cinco participantes es poco o nada lo que se debe esperar. Que Estados Unidos, Egipto, Sudáfrica, Nueva Zelanda o Irak levantasen la copa sería casi milagroso dado el nivel de los tres equipos anteriores. Quizá solo de Estados Unidos se pueda esperar una sorpresa –algún empate, quizá alguna victoria ante alguno de los “tres grandes”-, pero pensar que podrían ganar por encima de brasileños, españoles e italianos a la vez suena a quimera.
Brasil dependerá en gran medida del pragmatismo imprimido por Dunga bajo su dirección, el buen hacer y la visión de juego de Kaká y la fantasía de Robinho, que cuando se enfunda la camiseta verdeamarilla parece jugar mucho mejor que con las camisetas de los clubes en Europa. Italia, la eterna Italia de las dudas, no tiene el favoritismo que si tienen los españoles y los brasileños, pero a los italianos se les reconoce desde décadas una enorme capacidad de competir que puede ir más allá de su propios talentos individuales. Pocas selecciones en el mundo han sacado tanto provecho de lo que tienen a disposición en cada momento, no de lo que tendrían. Eso, guste o no.
Para la Italia de Marcello Lippi –el director técnico que ganó el Mundial de 2006- la Copa Confederaciones servirá en gran medida para probar jugadores y probar variantes ofensivas y defensivas. Tras la vuelta del ex director técnico de la Juventus y del Inter varios jugadores han debutado en la Azzurra, y muchos pueden ser los cambios no solo respecto al equipo que él mismo dirigió tres años atrás, sino incluso al equipo que cayó frente a España en penales en la pasada Eurocopa, cuando la dirigía el ex entrenador de la selección Roberto Donadoni.
De las tres grandes selecciones que participan en la edición de esta copa seguramente la que menos experimentos realizará será España, ya que tiene un equipo que funciona y da espectáculo heredada de la anterior Eurocopa.
El evento deportivo tiene 17 años de existencia. La actual edición tendrá una duración de dos semanas (del 14 al 28 de junio), contando con la participación de ocho selecciones en total, incluyendo la única que ha participado en todas las ediciones del torneo: Brasil.
Los brasileños son los máximos ganadores de la Copa Confederaciones junto a Francia, ambos con dos títulos. Argentina, México y Dinamarca han sido las selecciones ganadoras de las otras tres ediciones.
La principal prueba de la Copa Confederaciones
Si bien es cierto que la Copa congrega a tres selecciones con muchas posibilidades de ser protagonistas en el Mundial 2010 –no sería sorpresa que entre italianos, españoles o brasileños salga el campeón de la próxima Copa del Mundo-, la principal prueba de este torneo será verificar la confiabilidad de Sudáfrica como anfitriona en este torneo y hacer una proyección del papel de anfitrión de cara al próximo Mundial.
Ya desde que Sudáfrica obtuviese la primera oportunidad del continente africano para montar un Mundial han habido voces que no estuvieron ni están de acuerdo con que el país africano montase el Mundial. Falta de infraestructuras futbolísticas, deficiencias en el transporte público, en la logística organizativa y altos índices de delincuencia y criminalidad ciudadana han sido varios de los principales argumentos de no pocos críticos para descalificar la aspiración sudafricana. Incluso todavía hoy día hay quienes plantean que hay tiempo para reasignar el Mundial a otro país. Aunque no se dice abiertamente, ese hipotético país sería europeo, asumiendo que ya el Mundial del 2014 ha sido asignado a Brasil, la vuelta del Mundial a América del Sur desde 1978 (Argentina fue el último anfitrión). No sería nada extraño pensar que hay predisposición, incluso menosprecio, ante la candidatura sudafricana, más allá de que existan elementos objetivos de preocupación.
Desde el punto de vista deportivo no hay mucho que demostrar en esta Copa, en todo caso, la capacidad de otras confederaciones que no sean la europea y la sudamericana de producir equipos capaces de ser serios candidatos a ganar grandes competiciones (Ya México ganó la Copa Confederaciones, pero otro equipo, porque este, quizá ni vaya al Mundial). Bueno es aclarar que en todas las ediciones -18 en total- del Mundial de Fútbol jamás un equipo extra europeo o extra sudamericano ha ganado ni siquiera participado en una final. Eso deberá cambiar algún día, aunque no está del todo claro que sea en el Mundial 2010, más allá de que se celebre en África el Mundial.
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