La famosa “Mano de Dios” de Diego Armando Maradona en el Mundial de 1986 no tendrá una réplica en la mano de Thierry Henry que permitió a Francia acceder al Mundial 2010 en el partido de vuelta de la repesca entre franceses e irlandeses. La mano maradoniana fue en el mismo partido en que luego hizo el considerado mejor gol de la historia de los Mundiales. Henry no tiene ese mérito. Al contrario, está actualmente expuesto al escarnio, incluso de la propia FIFA.
El Comité Disciplinario del máximo órgano rector del fútbol mundial anunció –por voz de su presidente, Joseph Blatter- que iniciarán una investigación sobre el jugador galo. Su mano no hizo el gol, sino que permitió que un balón no saliera por la línea de fondo, y acto seguido dio un pase a William Gallas, gol que a la postre permitió que el fútbol francés esté presente el próximo año en Sudáfrica.
Maradona hizo un gol en una jugada que los árbitros consideraron fue con la cabeza. Los ingleses supieron de inmediato que la "mano divina" fue la goleadora, protestaron, y luego vieron aquella obra de arte de un gol de docenas de metros en que el Pelusa se quita del medio a cuanto rival encontraba en su camino. La guerra de las Malvinas había sido reciente (unos cuatro años), y para Argentina y muchos fans del Tercer Mundo (o simplemente anti-británicos) había algo heroico en la derrota inglesa ante los argentinos, incluyendo aquel gol con la mano. La mano de Henry no tiene nada de épica, es incluso vulgar.
Pero, ¿deber Henry ser el protagonista de una sanción, sea cual sea, por parte de la FIFA? Quienes vimos el partido, aun para quienes de fútbol sepan poco o nada, fue tan obvia la mano de Henry (o las manos, primera para el balón, luego lo empuja), que es casi incomprensible que los oficiales del partido no lo notarán. Bien, el árbitro principal puede argumentar que no la vio por estar el galo rodeado de muchos jugadores, pero, ¿el juez de línea?
Las cámaras persiguieron una y otra vez a Gallas, el autor del gol, y a Henry, el pasador con mano, y ninguno de los dos se sentía eufórico por estar haciendo a Francia pasar al Mundial. Al contrario, había vergüenza en ellos.
“Está claro que fue juego sucio”, ha dicho Blatter. ¡Qué descubrimiento! Pero para evitar que el juego sucio se imponga a los méritos meramente deportivos –que es lo que debe primar en el fútbol y cualquier otro deporte- están los árbitros. Si se penalizase a Henry de alguna u otra manera, ya sea con pérdidas de partidos o penalizado económicamente, ¿qué le debe esperar al árbitro principal del partido Francia-Irlanda y al juez de línea que le correspondía asistir al colegiado principal?
De haberse visto la mano por parte de los encargados de impartir justicia, no hubiese habido gol, el partido hubiese seguido su desarrollo normal, y quizá no estuviese Francia en el Mundial venidero, sino Irlanda. Muchos se han solidarizado con Irlanda y su equipo nacional, incluso muchos franceses, que según unos sondeos consideraban que lo más justo era repetir el partido, algo que pidió la federación irlandesa.
¿Cuántas veces en los muchos partidos de las ligas nacionales de todos los continentes no se ven delanteros tirándose en el área chica fingiendo penales? Pues, si eso ocurre, que es juego sucio y desleal, entonces un árbitro de categoría procedería a sacar la tarjeta amarilla para penalizar al infractor. Punto. El juego sigue y la “suciedad” intencional de los jugadores simplemente se invalida para conseguir oportunidades de gol, que al fin y al cabo es lo que determina el ganador o el perdedor de un partido.
¿Video? ¿Más árbitros?
La FIFA está estudiando la posibilidad de agregar algunos colegiados en las áreas cercanas a las porterías para jugadas como las de Henry, o los goles “fantasmas”, esos que traspasan la línea de gol pero no terminan al fondo de la red. Si lo van a hacer, ¡qué lo hagan ya! Aun cuando tuviese un carácter experimental sería mucho mejor que seguir arriesgándose a que partidos vitales como el de Francia-Irlanda se decidan con una mano. Repito: la culpa mayor no fue la de Henry, que es un jugador parcial con el interés de que su equipo ganase, sino del árbitro, que es un juez que se presume siempre como imparcial y debe tener la capacidad de ver cada detalle en el partido y de auxiliarse en los jueces de línea si entiende que estos estaban en una posición más adecuada para juzgar y apreciar tal o cual jugada.
Otra posibilidad sería usar el video. La FIFA dice que esto desvirtuaría la esencia del fútbol…¡pero estamos en el siglo XXI! Hay tecnologías de sobra, hay televisión (algo inimaginable cuando nació el fútbol), millones de personas pueden ver las erratas de los árbitros en los televisores de todos los continentes. ¿Qué tal si la final del próximo Mundial se decidiese con una jugada similar a la de Henry en el partido Francia-Irlanda? ¿Qué tal si el perjudicado fuese, por ejemplo, una selección africana jugando el primer Mundial en África? ¿Podría este panorama hipotético convertirse incluso en una tragedia?
La idea del video –como la entiendo- no es para aplicarla a cada minuto por las numerosas faltas irrelevantes en un partido (una zancadilla a 50 metros de portería, una mano de un defensa en el centro del campo, etc.). Sería para jugadas de alto nivel de relevancia…¡como la mano de Henry! En un partido normal de fútbol el tiempo muerto (cuando se detiene la acción por una falta, un saque de manos, la preparación de la barrera ante un tiro directo, etc.) puede ir de 20 a 30 minutos en promedio. ¿Qué tal dedicar un minuto, minuto y medio, dos minutos para ver el video autorizado para el cuerpo arbitral en un partido, siempre que existan jugadas que ameriten revisar el video? ¿Es mucho pedir?
No. A Henry no hay que penalizarlo. Es la FIFA la que debe ponerse los pantalones (largos) y pensar que hay reglas que se pueden y seguramente se deben incluir o modificar en el fútbol moderno.