martes, 3 de julio de 2012

4-0: el marcador que reconfirma que España es de las grandes potencias de la historia


Precisamente en el momento en que España llegaba con más dudas en sus capacidades ofensivas fue cuando los españoles hicieron su partido más brillante en toda la Eurocopa 2012: en la final.

Jordi Alba, autor del segundo gol.
España llegaba al encuentro como favorita ante Italia, pero a excepción del partido contra Irlanda, a la cual venció 4-0 en la ronda de grupos, en todos los demás partidos los goles habían sido una asignatura pendiente. Pero el lapidario resultado ante quizá la peor selección de esta Eurocopa fue exactamente el mismo resultado que consiguió contra una de las selecciones históricas y una de las que más espectáculo ofrecía: la Italia cuatro veces campeona del mundo.

El fútbol tiene ciclos, tanto a nivel de clubes como de selecciones. Si entre 1958 al 1970 Brasil ganaba 3 mundiales siendo el ciclo de éxitos más prolongado de la historia, los españoles sencillamente están desde hace 4 años en un sitial en que miran a todos los demás desde arriba.

Nadie puede adivinar cuanto más estará España en el más alto escalón, pero por la edad de muchos de sus jugadores y la enorme experiencia de triunfos que tienen es desde ya una de las grandes aspirantes al título del Mundial 2014. No todos lo que están hoy estarán, pero varios que no estuvieron en la Eurocopa 2008 o el Mundial 2010 están y dieron mucho impulso y buen juego a la selección española. Uno de los mejores ejemplos es Jordi Alba.

Si hay capacidad de ir llenando los huecos que vayan apareciendo con el tiempo, el bajón en el nivel de jugadores puntuales, lesiones y naturales retiros de la selección por motivos de edad, España puede estar en la élite por largo tiempo, dejando muy atrás las décadas de medianía en que una y otra vez fracasaban en abandonar.


Italia le disputó la posesión del balón, pero de manera improductiva
Que a una España que ha hecho de la posesión del balón una su arma principal, tanto ofensiva como defensiva, en los últimos 4 años, se le arrebate un 48 % del tiempo de juego el esférico podría haber sido visto como un éxito rotundo, siempre y cuando no te encajen 4 goles y te hagan ver como un equipo rendido en los últimos 30 minutos del partido.

La posesión de la pelota estuvo casi a la par, pero la circulación del balón cuando la tenía España era mucho más fructífera, tenía mucho más lógica la secuencia de pases y muchísima más productividad sus ataques. Los españoles hicieron 14 disparos, de los cuales 9 fueron a puerta, y de estos 4 se convirtieron en goles, todos dentro del área, todos con los atacantes solos frente a Gianluiggi Buffon. Meter 4 goles de 9 disparos francos bajo los tres palos es claramente una muestra contundente de efectividad.

Pero es que esa contundencia estuvo cimentada en gran medida en la gran visión de juego del mediocampo y la increíble precisión de los pases. La asistencia recibida por Jordi Alba mientras se colaba entre dos defensas italianos es una muestra fehaciente de esta efectividad.

Buffon y Casillas, los capitanes de Italia y España
Los italianos también atacaron -11 disparos, 6 a puertas- y crearon peligro, especialmente en el primer tiempo. Pero la figura de Iker Casillas fue absolutamente gigante, siempre abortando cada posibilidad real de gol de Italia. Un ejemplo de esto fue como apenas con la punta de los dedos desviaba un balón que Daniele De Rossi tenía casi cabeceado a la red. Las buenas jugadas de Casillas, la mayoría en el primer tiempo, impidieron el empate o el descuento de Italia. La lesión de Giorgio Chiellini al minuto 21 fue una complicación enorme para la defensa, haciendo menos balanceado y seguro la zaga italiana.

El gol de Jordi Alba al minuto 41 es un ejemplo de esto. Y el gol inicial de David Silva al minuto 14 con un cabezazo es también una prueba clara de que la defensa italiana fue superada por los jugadores españoles. Vicente Del Bosque, como en la mayoría de los partidos, apostó por el ‘falso nueve’ en la figura de Cesc Fábregas, más otros medios con gol, como Andrés Iniesta, David Silva, Xavi Hernández, Xabi Alonso y Sergio Busquets, que no tiene mucho gol pero que como jugador del Barcelona sabe tocar muy bien y dar asistencias de alto nivel ocasionalmente.

Yéndose al descanso con una ventaja 2-0 las posibilidades italianas eran ya minúsculas, no solo por el marcador adverso, sino también por la enorme solvencia defensiva de España, que en todo el torneo apenas recibió un gol, precisamente ante Italia en la primera ronda. La tercera sustitución de Italia fue la entrada de Thiago Motta por Riccardo Montolivo al minuto 57. Pocos minutos después un desgarro de Motta le obligó a salir e Italia a jugar con 10 hasta el final del encuentro. ¡10 contra 11! ¡Y los 11 de España saben tocar y pasar con fluidez! La gesta que se podía soñar por parte de los italianos se quedaba literalmente en el olvido.

David Silva, abrió el marcador al minuto 14
Ya el segundo tiempo fue literalmente un suplicio para Italia, que no podía entrar de nuevo al partido por el mejor dominio del balón de los españoles, la presión constante de los mediocampos y los defensas ante cada balón en los pies de los italianos. El recurso del contragolpe, que tantos éxitos le ha dado a Italia en su historia, hoy fue un recurso inútil.

Los minutos pasaban aplastantes para los italianos, placenteros para los españoles. Los últimos 25 a 30 minutos la sensación era que España si apuraba tenía la goleada que los italianos el descuento. La entrada de Fernando Torres y Juan Mata en los minutos 75 y 87 fueron los autores de los goles que dejaron el marcador en bochorno, con gol de Torres al 84 y Mata, con asistencia de Torres, al 88. El 2-0 con dominio absoluto del partido ya era demasiado para los italianos. Los goles en los minutos finales fue terminar de ahogar a un cadáver ya ahogado.

 Quizá hasta fue un favor de España, porque por más que haya hecho muchas cosas bien Italia en este torneo, es obvio que hay aspectos que mejorar de cara al presente y futuro, que el Mundial no está tan lejos. Haber perdido por un marcador mínimo podía disfrazar carencias o aspectos positivos potencialmente en los cuales hay que ahondar. Indudablemente duele mucho perder con un marcador tan escandaloso, pero tras ser aplastados de manera tan contundente solo hay dos opciones: perpetuar la pena y auto compasión o reflexionar, levantarse y mejorar. Italia ha sabido hacerlo. 

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