martes, 26 de mayo de 2009

La final soñada


La final de la Champions League es a priori cada temporada el más importante de los cientos y cientos de partidos que se juegan a nivel de clubes en el Viejo Continente. Pero que sea un partido espectacular nada lo asegura a priori.

A pesar de que es la principal competición europea de clubes, no siempre juegan los mejores equipos en la final. Es más, se pudiese casi afirmar que pocas veces la final la juegan exactamente los dos mejores equipos europeos de cada temporada. Lesiones, errores arbitrales, cambios inexplicables en el estilo de juego de determinados equipos en las eliminatorias a doble partido, incluso algo de “mala suerte”, pueden impedir que uno o los dos “mejores equipos” lleguen a la final.

Aunque no se pueda afirmar con un rigor científico –el fútbol no es ciencia- se intuye casi como una verdad absoluta que el partido de mañana miércoles entre el FC Barcelona y el Manchester United por el título de la Champions League enfrentará a los dos mejores equipos del continente esta temporada.

Ambos han ganado sus respectivas ligas, las seguramente 1 y 2 del mundo: Inglaterra y España. Ambos equipos han brindado espectáculo –asignatura en la que el Barcelona aventaja al Manchester-, ambos han ganado casi todo a lo que han podido aspirar esta campaña. Y además, en ambos equipos se encuentran el primero y segundo elegidos para el Balón de Oro en su última edición: el portugués Cristiano Ronaldo y el argentino Leo Messi.

C. Ronaldo no ha tenido una temporada con números tan superlativos como la anterior, pero sigue siendo el arma más peligrosa del equipo inglés. Messi por fin tiene una temporada libre de lesiones graves, y con salud y continuidad ha demostrado que ser el número uno es posible, y que seguramente, ya lo ha conseguido.

Pero el partido no es solo un enfrentamiento entre los dos mejores jugadores del mundo en los últimos dos años (con permiso de otro genio, Kaká), es la lucha entre dos bloques muy bien definidos, aunque con estilos de juego diferenciados. A pesar de que ambas escuadras tienen potencial goleador y solvencia defensiva, la manera en que cada uno consigue los goles y los impide son diferentes.

Diferentes también son los banquillos de ambos. Mientras el Manchester United tiene a Alex Ferguson como entrenador por más de 20 años, el director técnico del Barcelona, Pep Guardiola, apenas cumple su primera temporada como técnico en la Primera División de España y su segunda en su currículum. Pero Guardiola era ya un técnico dentro del campo en sus años de jugador activo (fue una de las piezas del famoso Dream Team barcelonista de principios de los años ’90), y lo que ha demostrado este año al frente del Barcelona se puede tildar sin tapujos de extraordinario.

Incluso, de ganar mañana en Roma la tercera Champions League del barcelonismo, podría argumentarse que este Barcelona podrá ser considerado, quizá, el mejor equipo de la historia culé. Ya con los títulos de la Liga y la Copa del Rey, sumar el trofeo de la Champions sería conseguir un triplete que nunca antes han conseguido los encabezados por Messi, Eto’o, Xavi, Iniesta, Puyol y Thierry Henry, entre otros.

Sin dudas ha habido a priori enfrentamientos espectaculares en la Champions y la antigua Copa de Europa. El mismo Barcelona ha sido protagonista de una de esas finales, la que decretó el fin del Dream Team, cuando en 1994 perdieron del otrora todopoderoso Milán 4-0 en Grecia; pero pocos encuentros en la historia de esta competición llevan a dos equipos con literalmente la igualdad de favoritismo como esta final. Que gane el mejor, y si el mejor no es el Barcelona, pues aún así que gane el Barcelona (lo siento, esto es un blog, no las páginas deportivas de un diario, y no quiero ser imparcial. Futbolísticamente soy barcelonista. ¡Y punto!).

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